La actitud de JOB ante la adversidad
Job era un
hombre muy bendecido por Dios, pero al mismo tiempo era un hombre sabio, que
amaba a Dios sobre todas las cosas, en especial, sobre todas las cosas
materiales que Job poseía. Es por eso
que cuando Dios concedió a Satanás permiso para quitarle todo y afligirle con
enfermedades, Job no maldijo a Dios. Se
negó a escuchar consejos erróneos por parte de su esposa, y tampoco hizo caso a las ideas equivocados de sus amigos. Él mantuvo una actitud correcta en su corazón ante Dios, y a raíz de eso
cuando se terminó la prueba, fue aún más bendecido que antes. La oración de Job es un intercambio
interesante entre el Creador del Universo y Job, donde Dios se revela
directamente a Job. Job es impactado por
la grandeza de Dios y Su sabiduría. Esto
reafirma la actitud de humildad que hay en el corazón de Job y al mismo tiempo
pone a la luz que Job no estaba errado en su actitud hacía Dios. Sus amigos y su esposa, a cambio, tuvieron
mucho que aprender de Dios y de la actitud de Job. Al final, Dios le pide a Job que ore por sus
amigos que le habían aconsejado erróneamente, con el fin de perdonarles sus
pecados. Esto lo hace Job, con el
resultado final de la restauración total de Job y la restauración de sus
amigos.
Este
incidente muestra un par de realidades espirituales interesantes. Primeramente, el Enemigo no tiene derecho a tocar un Hijo de Dios. El Enemigo tiene que pedir
permiso a Dios para tocar los que son de Él. En segundo lugar, Dios pone los límites de hasta donde el Enemigo puede
tocar a Sus Hijos. El Diablo tiene poder
pero no tienen Autoridad. Tiene que
pedir permiso para tocar a nuestras vidas.
Dios es soberano y en control de todo, y tiene planes de bien para
nosotros. Si es que en algún momento
Dios concede al enemigo permiso para tocarnos en alguna forma, es solamente con
el fin de acercarnos aún más a Él, enseñarnos principios acerca del mundo
Espiritual, revelar lo que hay en nuestros corazones y los corazones de los que
nos rodean, y bendecirnos aún más que antes.
Bendiciones
Daniel Neve
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